martes, 29 de mayo de 2012

¿ES QUE NADIE PIENSA EN LOS NIÑOS?


El cómic ha sido tradicionalmente considerado como un género (o, en el mejor de los casos, un medio) eminentemente infantil. Aunque es cierto que la industria del cómic ha pasado la mayor parte del tiempo volcada en este tipo de público (lo que justificaría esa percepción), no es menos cierto que  el cómic destinado a adultos ha existido siempre.

Por alguna razón, la consideración de infantil se ha empleado en multitud de ocasiones como sinónimo de baja calidad o falta de importancia o relevancia. La asimilación entre infantil-cultura popular y adulto-alta cultura es algo que podría responder a motivos de índole socioeconómica que se remontarían a principios del siglo XX, cuando niños y proletariado tenían (o mejor dicho carecían de) un nivel de alfabetización similar, pero esta es una afirmación bastante atrevida. Sea como sea, es tan erróneo considerar que el cómic sea un medio infantil como afirmar que este tratamiento deba ser considerado peyorativo.

En la última década la industria del cómic en España (aunque es un fenómeno claramente trasnacional y tampoco ha sido la primera vez) ha estado intentando desvincularse de esta concepción infantil potenciando el concepto de novela gráfica, un concepto que (junto a los ejemplares de muestra) ha caído en gracia en la prensa generalista, lo que ha contribuido a su vez a un cambio o mejora en la percepción social del cómic.

Sin embargo, me da la impresión que se ha dejado algo desatendida (salvo loables excepciones como Mamut, FIZ o Cavall Fort) la producción de tebeos para un público, el infantil, que debería estar funcionando como cantera de lectores para el futuro. 

Si bien el fracaso de Mister K está todavía muy presente en la mente de los editores, yo me inclino a pensar que el error de este proyecto no fue apostar por el público infantil sino lo contrario, es decir, no apostar lo suficiente por él. El target infantil/adolescente (junto al formato revista) la hacía demasiado parecida a El Jueves. Y (al menos por entonces) nadie podía competir con El Jueves... ni siquiera ellos mismos.

No es que los niños no tengan cómics que leer. La oferta es amplia, pero no variada y nadie garantiza que el público lector de Naruto, Keroro o Inazuma Eleven (o cualquier manga con su anime en emisión) vaya a trasvasar a otros tipos de tebeo. Por supuesto no se va a poder competir con estos superventas. No existe promoción que le pueda hacer sombra a una serie de dibujos. Quizás ese sería un buen punto de partida: la compra de licencias de series españolas (aunque la animación no está llevando demasiado bien la crisis).

En definitiva, en el mundillo del cómic nos quejamos constantemente que el autor español no vende lo que el extranjero. Creo que una posible solución pasaría, entre otras cosas, por acostumbrar a los lectores desde pequeños con productos cercanos, de calidad y que los acompañen a medida que crecen con diferentes líneas adaptadas a las diferentes edades. Bang Ediciones ya ha dado el paso con la línea Mamut. ¿Quién da más?

domingo, 27 de mayo de 2012

LEYENDO CÓMICS EN CLASE


Una de las líneas de investigación más prolíficas de la teoría del cómic en los últimos años es la que explora sus posibilidades como herramienta didáctica. También desde la propia industria del cómic hay quien se ha dado cuenta de la importancia de acercar el cómic a las aulas. Es el caso de Edicions de Ponent, que acaba de publicar la Guía didáctica de El Arte de volar, un manual de uso de la novela gráfica de Antonio Altarriba y Kim, (Premio Nacional de Cómic 2010), escrita por Antoni Guiral con la asesoría pedagógica de Montserrat Vilalta. Pero con esta entrada no pretendo ofrecer un panorama exhaustivo del estado de esa línea de investigación (tampoco podría) sino aprovechar la iniciativa de la editorial para animar a los maestros y los profesores de instituto que no lo hayan hecho todavía a plantearse el tebeo como herramienta en sus clases. Esta entrada está dirigida a ellos.

El cómic (tebeo o historieta, tanto da) no es un género, ni un subgénero. Es un medio. Eso quiere decir que dentro del medio cómic se pueden desarrollar diferentes géneros (ciencia-ficción, fantasía, humor, no-ficción, superhéroes) de la misma manera que en la literatura o en el cine. También quiere decir que el cómic no es literatura. Desde mi punto de vista, se tiende a asimilar narración con literatura y eso es un error. La narración no es exclusiva de la literatura ya que existen artes que utilizan otros recursos además de la palabra para transmitir una historia. El cómic estaría, en ese sentido, al mismo nivel que la literatura, el cine o el teatro.

Otra de las consecuencias de considerar el cómic como un medio es que no tiene por qué estar orientado a ningún tipo de público en concreto. Durante décadas el cómic ha sido considerado un producto infantil porque una parte muy importante de la industria se enfocaba a ese mercado pero hoy hay cómics para todas las edades y, en realidad, siempre han existido los tebeos para adultos. Teniendo en cuenta esto la mayoría de prejuicios contra el cómic pueden ser desmontados con relativa facilidad.

Evidentemente, como en cualquier otro medio, no todos los tebeos son adecuados para ser utilizados en el aula, pero el cómic tiene unas características intrínsecas como lenguaje que lo hacen una herramienta a ser tenida en cuenta. Hoy en día es muy común utilizar fragmentos de película porque es una forma muy atractiva para enseñar, por ejemplo, el estilo de vida durante un determinado periodo de la Historia. El cómic hace exactamente lo mismo con una ventaja añadida. Por un lado coincide con el cine en que su naturaleza eminentemente visual sirve de motivación al alumnado mientras que, por el otro, su lenguaje basado en viñetas estáticas relacionadas secuencialmente obliga al alumno a imaginar qué es lo que ocurre entre viñeta y viñeta. Esa actitud activa que el cómic pide al alumno para ser leído ayuda a la comprensión y a la asimilación del contenido. Pero esto es solo un ejemplo, se puede analizar tanto el lenguaje como el contenido y existen infinidad de aplicaciones del cómic en el aula en función del curso y las competencias que se quieran trabajar.

Además de la guía que hemos visto al principio de esta entrada, existen multitud de herramientas a disposición de los profesores con sugerencias sobre cómo se puede utilizar el cómic en el aula. Muchas se basan en la comprensión del lenguaje del cómic e, incluso, en la utilización de programas y aplicaciones que facilitan la creación de tebeos. Este enfoque trabaja competencias comunicativas y resulta especialmente interesante para primaria y los primeros cursos de secundaria. Aquí tenemos un ejemplo de aplicación. El libro El cómic y su utilización didáctica de José Luís Rodríguez Diéguez puede ser de mucha ayuda. También en esta conferencia de Manuel Barrero encontraremos un buen catálogo de propuestas en función de enfoques y edades. 

En definitiva, el cómic puede ser un aliado del profesor si ese sabe como utilizarlo. 

jueves, 17 de mayo de 2012

EL SALÓ DEL CÒMIC A DEBATE

Esta entrada no pretende ser una crónica del Saló del Còmic de Barcelona (encontraréis una excelente y exhaustiva en el blog de la Asociación Cultural Tebeosfera) sino una reflexión sobre el debate posterior, un debate que, según parece,  es algo que viene repitiéndose desde hace 30 años, aunque desconozco si las críticas de este año han sido más encendidas que en ediciones anteriores.

Poco después de la finalización del Saló, Santiago García publicaba en Mandorla una crítica del evento que se basaba en la experiencia de terceros (ya que Santiago no asistió) y que, a priori, parecía plasmar las sensaciones de una buena parte del sector del cómic (a juzgar por el alud de comentarios de apoyo que recibió la entrada). Y sin embargo, hay que revisar con cautela el texto partiendo de sus fuentes. 
"El caso es que en mi vida había recibido tantos mensajes de profesionales del cómic hablando del Salón después de la celebración de éste. Y todos quejándose."
Santiago habla de la cantidad y la unanimidad de las opiniones recibidas sin citarlas por lo que sólo podemos especular acerca de a qué sector de la industria representan. Aún así, teniendo en cuenta que Ficomic lo componen algunas de las editoriales más grandes del mercado Panini, Planeta DeAgostini, Norma, ECC junto con SD, distribuidora especializada en las librerías especializadas; es de suponer que las críticas al Saló vengan de personas más vinculadas, como el propio Santiago, a la edición independiente. Pero, repito, es solo una especulación aunque, a juzgar por fragmentos como el que sigue, parece lo bastante fundamentada:
"Nada de esto tiene que ver con lo que están publicando Sinsentido, Astiberri, Diábolo, EDT, La Cúpula o Caramba, entre otras. Nada de esto tiene que ver con Mongolia o El Jueves. Nada de esto tiene que ver con los webcómics y los fanzines." 
Lo que sí cita Santiago en el texto es a una galería (aquí) que muestra fotos del Saló en las que no aparecen cómics. Aunque la galería en cuestión cumple perfectamente su cometido como expresión de que el Saló incluye otras cosas además de cómics y como denuncia del espacio que estas otras cosas ocupan, hay que admitir que es claramente tendenciosa, como podemos comprobar comparándola tanto con el comentario de Carles Santamaría en Mandorla como con la crónica antes citada. Cualquiera que no haya visitado el Saló puede formarse una idea equivocada. La crítica es comprensible una vez más desde el cómic independiente, que no se ha sentido representado, pero como bien afirma Felix López en la crónica de Tebeosfera:
"Los que deciden sobre los contenidos del festival son los que editan cómic comercial y no debe extrañar la oferta de este festival y el intento –acaso desesperado– de captar público con promociones que aluden a otros entretenimientos de la juventud."
Si tenemos en cuenta la estructura empresarial de la industria del cómic española, con un pequeño grupo de grandes editoriales que mueven la mayor parte del dinero y un gran número de pequeñas editoriales con tiradas mucho más limitadas, los contenidos del Saló no me parecen tan poco representativos (aunque para ser precisos habría que conocer lo que factura uno y otro grupo, cosa que por ahora es imposible). También es cierto, como afirma García, que en España las sinergias entre diferentes sectores del entretenimiento no son igual de provechosas que en Estados Unidos por lo que podríamos matizar que el Saló es representativo de los anhelos de, si no la mayor parte de la industria, sí de la parte mayor (la que más volumen de negocio supone) de la misma. 

A partir de aquí me parece más que lógica la propuesta de un salón/congreso/encuentro complementario para este tipo de editoriales independientes. Lo que me extraña es que no tengan ya un evento propio que responda a sus sensibilidades.

martes, 15 de mayo de 2012

Bienvenidos

Bienvenidos al consultorio del Dr. Cómic, es decir, yo.

Una breve nota introductoria. Esto pretende ser un blog de crítica y teoría del cómic. "¿Otro blog de actualidad?" Pues sí y no. Aunque intentaré estar atento a la actualidad editorial del cómic, no realizaré un registro de novedades exhaustivo sino que trataré aquellas que considere más significativas. Ya hay otros blogs que realizan esa tarea estupendamente. Más bien se trata de ir reflexionando sobre la marcha de la industria del cómic española a medida que vaya recogiendo información para mi tesis.

¿Entonces, el Dr. Cómic no es todavía doctor?